México y Ecuador atraviesan una crisis bilateral sin precedentes, como la calificó el propio presidente Daniel Noboa y escenificada en una entrada a la fuerza de policías ecuatorianos a la embajada mexicana en Quito, que ha sido condenada por varios países de la región y por la OEA. Todo apunta a que el caso se definirá en instancias internacionales.
El protagonista de esta crisis tiene nombre y apellido: Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador acusado de corrupción y quien pidió asilo político a México, lo que derivó en su detención por la fuerza en la embajada de Quito, a donde la Policía ecuatoriana entró sin autorización.
En el proceso, el Gobierno de Daniel Noboa no solo violó el artículo 22 de la Convención de Viena sobre la inmunidad de las sedes y funcionarios diplomáticos, sino que ignoró la facultad de la Administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador, inscrita en el artículo 4 de la Convención de Asilo Diplomático, para decidir si da o no asilo a Glas.
Consultado sobre esta crisis, el analista y exdiplomático mexicano Gabriel Guerra considera que, si bien López Obrador mostró inicialmente “una falta de tacto” al hablar sobre el proceso electoral ecuatoriano de 2023, la reacción del Gobierno de Noboa estuvo “fuera de proporción” al declarar «persona non grata» a la embajadora de México, cuando tenía otras opciones para afrontar el caso antes de entrar por la fuerza a la sede diplomática con fines judiciales.
La reacción de Ecuador de allanar la embajada de México es una verdadera locura
“Hay por lo menos 8 pasos previos para manifestar protesta o malestar antes de la expulsión de un embajador, entonces fue un paso extremo, una sobrerreacción, una muestra de inmadurez del Gobierno de Noboa (…) la reacción de Ecuador de allanar la embajada de México es una verdadera locura (…) Ante un acto poco amistoso de México, tal vez hasta provocador, la reacción es ilegal, ofensiva, agresiva y vejatoria”, afirmó a France 24 el especialista, quien también rechazó “el mal hábito” del presidente López Obrador de hacer diplomacia desde sus conferencias de prensa.
Así se gestó la ruptura entre Ecuador y México
Veloces e intempestivas, las camionetas de la Policía Nacional de Ecuador salieron de la embajada de México en Quito la noche del viernes 5 de abril, a donde habían entrado por la fuerza para arrestar al exvicepresidente Jorge Glass, como parte de una investigación oficial contra funcionarios de alto nivel acusados de corrupción.
Detrás del convoy, salió corriendo Roberto Canseco, jefe de Cancillería y Asuntos Políticos de México en Ecuador, quien al borde del llanto intentaba detener los vehículos y fue derribado por un policía. Al final de la noche, ante medios ecuatorianos, el diplomático mexicano afirmó que había defendido el honor y la soberanía de su país a pesar de poner en riesgo su vida. “Como delincuentes allanaron la embajada de México”, reclamó.
Las imágenes le dieron la vuelta al mundo. Sin embargo, la ruptura se fue cocinando años antes.
Jorge David Glas Espinel, vicepresidente de Ecuador entre 2013 y 2018 durante el mandato de los presidentes de izquierda Rafael Correa y Lenín Moreno, fue arrestado en 2017 bajo cargos de corrupción por participar en la red de sobornos de alto nivel de Odebrecht. Recibió una sentencia de seis años de prisión, pero en 2022 salió en libertad condicional.
El 23 de noviembre de 2023, llegó a la Presidencia de Ecuador el empresario Daniel Noboa Azín, impulsado por la coalición de derecha Acción Democrática Nacional. Y 24 días después, el 17 de diciembre de 2023, Glas, emanado del partido correísta Revolución Ciudadana, se presentó en la embajada mexicana pidiendo protección diplomática ya que, aseguraba, temía por su vida.
Las autoridades de Ecuador lo habían citado como parte de las investigaciones en un caso conocido como “Reconstrucción”, el cual seguía la pista a exfuncionarios involucrados en el manejo irregular de recursos públicos para atender los daños causados por el sismo de 2016 en la localidad de Manabí.
La acusación principal en el caso era haber autorizado la construcción de proyectos que no eran prioritarios y que tampoco beneficiaron a los damnificados por el temblor. En la lista de imputados apareció el nombre de Jorge Glas, encargado del Comité de Reconstrucción y Reactivación Productiva del Empleo, creado precisamente para hacer frente a la emergencia.
Luego de que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México aceptara recibir a Glas, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador se comunicó para exhortar al exvicepresidente a cooperar con las investigaciones. Por su parte, la cancillería mexicana se comprometió a mantener el contacto y cooperar con el Gobierno ecuatoriano, por ejemplo, analizando con lupa una posible solicitud de asilo que estuviera apegada a los protocolos internacionales.
De acuerdo con medios ecuatorianos, Glas solicitó asilo político de forma oficial a México el 20 de diciembre, apenas tres días después de llegar a la embajada.
El 5 de enero de 2024, un juez dictó prisión preventiva contra el exvicepresidente de Ecuador, acusado del delito de peculado. El juez tomó esta decisión luego de dos audiencias a las que Glas no acudió, a pesar de que la fiscal general del Estado de Ecuador, Diana Salazar Méndez, había confirmado que solo lo buscaban para participar en las investigaciones del caso Reconstrucción. Nunca habló de acusaciones en su contra o alguna orden de aprehensión.
Para el 1 de marzo, luego de un tira y afloja en la Corte Nacional ecuatoriana por la orden de prisión preventiva contra el exvicepresidente, la cancillería de Ecuador pidió a la Policía Nacional ingresar a la embajada de México para arrestar a Glas, lo cual fue rechazado por Alicia Bárcena, jefa de la diplomacia mexicana.
Con la tensión diplomática en aumento, el 3 de abril el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, utilizó su conferencia matutina para opinar sobre el proceso electoral de Ecuador, en medio del cual asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio.
La cancillería de Ecuador no se quedó quieta y un día después contraatacó al declarar «persona non grata» a Raquel Serur Smeke, embajadora mexicana en el país suramericano.
El conflicto siguió escalando y, el 5 de abril, López Obrador informó que Serur saldría de Ecuador con apoyo de las Fuerzas Armadas, aunque las relaciones diplomáticas seguirían vigentes. Pero también anunció que México daría asilo político al exvicepresidente Jorge Glas, así que pidió el apoyo oficial para sacarlo de la embajada y subirlo a un avión con destino a la Ciudad de México.
El Gobierno de Noboa rechazó la solicitud mexicana de inmediato y, por la noche, integrantes de la Policía Nacional entraron por la fuerza a la embajada de Quito para esposar a Glas.
Menos de veinticuatro horas después, el Gobierno de México anunció formalmente que rompía relaciones diplomáticas con Ecuador y ordenó retirar a todo el personal diplomático de Quito, con lo que se puso en pausa indefinida una relación que comenzó hace 186 años con la firma del primer Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación.
El mismo sábado, personal de la embajada ecuatoriana en la Ciudad de México bajó su bandera nacional izada en la sede diplomática, mientras afuera se preparaba una manifestación para protestar contra la irrupción en Quito.
México recibe a diplomáticos y mantiene el asilo a Glas
El domingo 7 de abril, luego de que la misión diplomática mexicana volvió al país, inmediatamente se ofreció una conferencia encabezada por la canciller, Alicia Bárcena, quien aclaró que México no tomaría ninguna represalia contra los diplomáticos ecuatorianos ni contra los visitantes.
Sin embargo, anunció que el Gobierno de López Obrador denunciaría al Gobierno de Ecuador ante la Corte Internacional de Justicia por la serie de violaciones a los tratados diplomáticos cometidos en la embajada mexicana. El caso, dijo, también sería expuesto ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) como un hecho sin precedentes.
Por su parte, la embajadora Raquel Serur aseguró que el Gobierno de Noboa improvisa y “desconoce la trascendencia del asilo y su importancia como institución en diplomacia”.
“No entienden que un Estado pueda salvaguardar la vida de una persona sin juzgar (…) Creen que el Estado mexicano actuaría como ellos lo harían (…) El encono político allá es su falla trágica”, agregó.
Bárcena también puntualizó que México mantendría el estatus de “asilado político” para Glas, ya que consideraba que las acusaciones por su participación en el caso “Odebrecht” no eran válidas. “Tuvimos noticias de que el Tribunal Federal de Brasil había eximido a Jorge Glas de las acusaciones de Odebrecht. Así que esa acusación no estaba vigente”, sentenció.
Ecuador y la violación de tratados internacionales
Las acciones diplomáticas de México contra Ecuador por violar la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, establecida en 1961, y la Convención sobre Asilo Diplomático de la Organización de los Estados Americanos, adoptada en Caracas, Venezuela en 1954, no se limitarán a la Corte Internacional de Justicia ni a la Asamblea de la ONU.
La mandataria de Honduras, Xiomara Castro convocó el lunes a la “Troika”, como es conocida la instancia superior de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), integrada también por los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
Para el 9 de abril estaba prevista una reunión virtual con cancilleres para analizar el caso, mientras que para el viernes 12 de abril fueron convocados los presidentes de la Celac.
En tanto, la canciller mexicana dio tranquilidad a cerca de 1.600 ciudadanos y una treintena de compañías mexicanas con sede en Ecuador al afirmar que seguirán “ofreciendo todo tipo de apoyo a través de plataformas, teléfonos, dirección general de protección consular”, al tiempo que se mantendrá la atención consular desde Chile y Colombia.
Por ahora, la embajada de México mantiene cerradas de manera indefinida sus oficinas en Ecuador, mientras que los diplomáticos de aquel país fueron retirados de la capital mexicana. Aunque el Gobierno de Noboa mantiene abiertos los dos consulados en el país norteamericano.
Al respecto el exdiplomático mexicano Gabriel Guerra calificó de “impecable” el manejo del caso que hizo la Secretaría de Relaciones Exteriores de México desde el punto de vista jurídico y técnico, ya que desde un principio se apegaron de manera estricta a los tratados internacionales a pesar de que el Gobierno había actuado de forma cuestionable en un principio.
“En este caso a México le correspondía, teniendo o no razón, por ley y convenio le correspondía decidir si podía o no darle asilo (a Glas) ante eso Ecuador tenía muchas salidas, incluida la más extrema: dejarlo salir y pedir extradición. Entonces no había motivo o razón para el acto de agresión”, dijo Guerra en entrevista con France 24.
López Obrador y Noboa, en disputa
Pocas conferencias del presidente López Obrador fueron tan esperadas como la del lunes 8 de abril.
El mandatario mexicano afirmó que la irrupción en la embajada de México en Quito fue una violación a la soberanía y al derecho internacional, toda vez que trastocó el derecho al asilo, por lo que no dudó en calificar esta decisión como un acto autoritario que ni Augusto Pinochet habría cometido.
Las declaraciones de López Obrador hicieron eco en Quito y el presidente Noboa publicó una carta en redes sociales, en la que se dijo dispuesto a resolver las diferencias con su contraparte mexicana, aunque se mantuvo firme en su postura y dejó claro que “la justicia no se negocia”.
“No podíamos permitir que se asile a delincuentes sentenciados e involucrados en crímenes muy graves”, aseveró el mandatario ecuatoriano, quien tampoco dudó en defender la decisión de entrar por la fuerza a la embajada de México por el supuesto riesgo de fuga inminente que había.
La canciller de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, también aseguró que el Gobierno estaba dispuesto a restablecer las relaciones con México, tomando en cuenta que ambos países fueron afectados.
No obstante, dejó la carga de la culpa en México al asegurar que Ecuador “recibió una provocación”, en referencia a las declaraciones de López Obrador, en las que puso en duda la legitimidad de las elecciones en las que resultó ganador Noboa.
En este momento, Glas se mantiene recluido en la prisión de máxima seguridad conocida como “La Roca”, ubicada en Guayaquil, tras haberse recuperado en un hospital de una descompensación que un parte policial atribuye a una posible sobredosis de medicamentos y que las autoridades penitenciarias relacionan con su negativa a ingerir alimentos.
Latinoamérica se muestra a favor de México
Tras la entrada forzada a la embajada, las reacciones de los Gobiernos en Latinoamérica no se hicieron esperar y se volcaron a favor de México. La reacción unánime fue condenar la violenta irrupción.
Los Gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Colombia, afines al gobierno mexicano, fueron los primeros en condenar el acto. El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, incluso anunció la ruptura de las relaciones con Ecuador, mientras que Bolivia convocó a Segundina Flores, su embajadora en Quito.
Estos pronunciamientos fueron secundados por la Organización de Estados Americanos. Le siguieron Chile, Panamá, Perú, Argentina y Brasil. Pero el apoyo trascendió la región, ya que los Gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España, Noruega e incluso la Unión Europea se unieron a la condena enérgica.
En tanto, fuentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores confirmaron a France 24 que en los próximos días habrá un anuncio relevante sobre la relación diplomática entre ambos países. Por ahora, las relaciones comerciales no corren riesgo.
Pugnas diplomáticas previas
La ruptura de relaciones con Ecuador es la última pugna del Gobierno de López Obrador, quien ha puesto a prueba a su cuerpo diplomático en más de una ocasión.
El primer caso fue con el Gobierno de Bolivia, por dar asilo al expresidente Evo Morales, quien renunció en 2019 en medio de una crisis política y social. El gesto con Morales fue suficiente para que la entonces presidenta interina, Jeanine Añez, expulsara a la embajadora mexicana. Aunque las relaciones volvieron a su curso con la llegada de Luis Arce al poder.
El segundo episodio tuvo como protagonista al Gobierno de Perú ya que la Administración de López Obrador se negó a reconocer a Dina Boluarte como presidenta interina tras la destitución del izquierdista Pedro Castillo. Las tensiones con la diplomacia peruana han escalado y pasaron de poner una pausa a las relaciones comerciales hasta la imposición de visas entre ambos países.
Con el presidente de Argentina, Javier Milei, la historia fue distinta. López Obrador fue el primero en atizar al llamar “facho” a Milei en noviembre del 2023. A finales de marzo, el gobernante argentino le respondió y lo calificó de “ignorante”, pero la cosa no paró ahí porque López Obrador insistió con el cruce y contestó en su cuenta de X que no sabía cómo los argentinos habían votado por él.
Desde México, la crisis diplomática con Ecuador ha sido abrazada desde distintas posturas. Por un lado, usuarios de redes sociales restan importancia al conflicto y relativizan el caso en clave de memes.
En tanto, la oposición ha usado este caso para apuntar contra el Gobierno por comenzar un pleito internacional, mientras que los sectores afines celebran la postura de México ante un país donde gobierna la derecha, lo que revaloriza la posición del país con respecto a las izquierdas de la región.
Cortesía France24.