
La industria musical se despide de una de sus voces más influyentes, D’Angelo, figura clave en la evolución del R&B moderno, murió a los 51 años en Nueva York tras enfrentar en privado un cáncer de páncreas. La noticia fue confirmada por su familia, quienes pidieron respeto por el duelo y agradecieron el cariño de los seguidores que acompañaron su carrera desde los años noventa.

De Virginia al estrellato: sus primeros pasos
Nacido como Michael Eugene Archer en Richmond, Virginia, D’Angelo creció rodeado de influencias gospel y jazz. Desde joven mostró una habilidad poco común para componer y tocar instrumentos, cualidades que más tarde se convertirían en la esencia de su sonido. Su debut discográfico, Brown Sugar (1995), marcó el inicio de una revolución: un R&B más crudo, íntimo y elegante.
Su talento lo posicionó rápidamente entre los artistas más respetados de su generación, y su voz se convirtió en una firma inconfundible dentro del soul moderno.
El punto más alto: Voodoo y el Grammy que lo consagró
El año 2000 consolidó a D’Angelo como una leyenda viviente. Su segundo álbum, Voodoo, no solo alcanzó el número uno en las listas estadounidenses, sino que también redefinió el concepto del neo-soul. Canciones como Untitled (How Does It Feel) o Spanish Joint exhibieron una producción compleja, cargada de grooves, silencios y matices que desafiaban las reglas del género.
Ese proyecto le otorgó dos premios Grammy y una reputación artística intachable. Sin embargo, la fama y la presión mediática también lo alejaron de los escenarios durante años. D’Angelo se retiró en pleno éxito, priorizando su estabilidad emocional y creativa antes que el brillo superficial de la industria.
Regreso triunfal y conciencia social
Tras más de una década de silencio, el cantante regresó en 2014 con Black Messiah, un álbum que sorprendió por su fuerza política y su carga espiritual. En medio de las protestas por la violencia racial en Estados Unidos, D’Angelo canalizó su voz en un discurso artístico más comprometido. Su música, antes centrada en el deseo y el alma, se transformó en una herramienta de resistencia.
Críticos y fanáticos lo recibieron como a un profeta que había vuelto al escenario.
Una batalla privada y una despedida silenciosa
Los últimos años de su vida transcurrieron lejos de la exposición pública. Aunque se sabía que trabajaba en material nuevo, pocos conocían la gravedad de su estado de salud. Según fuentes cercanas, el artista había sido diagnosticado con cáncer de páncreas y enfrentó la enfermedad en total reserva, acompañado de su círculo más íntimo.
Vía Diario 2001