El asesinato que conmovió a toda Colombia ahora suma a su última víctima: se trata de Santiago Lora, el hijo menor de los pastores Marlon Lora y Yorley Rincón, quienes murieron baleados este domingo 29 de diciembre junto a su hija mayor, Ángela Lora en Aguachica, César. En el acto, Santiago resultó gravemente herido.
La Clínica Alta Complejidad de Aguachica, donde estaba hospitalizado el joven, informó que falleció a las 9:00 p.m. tras pasar más de 24 horas luchando por su vida. A través de un comunicado, detallaron que su estado era crítico y delicado.
El diario colombiano El Tiempo reseñó que Santiago habría tenido muerte cerebral horas antes. También entró a quirófano varias veces por el daño irreparable que causaron las balas en su organismo.
Santiago, de 18 años, era hijo del matrimonio evangélico, trabajaba en una tienda digital en Aguachica y ofrecía servicios de producción de televisión. Era estudiante de ingeniería de sistemas en la Universidad Popular del Cesar. También, en sus tiempos libres, trabajaba junto a su primo en el equipo de prensa y comunicaciones de la Personería de César.
Además, laboró en la campaña electoral de la actual alcaldesa de Aguachica.
De hecho, su última publicación en redes sociales fue una producción audiovisual realizada por el joven y un compañero, José Jiménez, en la cual mostraban la cotidianidad de Aguachica y lugares turísticos de la misma.
Santiago era muy cercano a su familia y especialmente a su hermana, Ángela Natalia Lora Rincón, que era comunicadora social egresada de la Universidad Francisco de Paula Santander de Ocaña, Norte de Santander, y actualmente se desempeñaba en la Empresa de Servicios Públicos de Aguachica.
En sus redes sociales, el menor de los Lora se mostraba, al igual que su familia, devoto a la religión, compartiendo imágenes con descripciones como «Vamos por un 2025 lleno de la presencia de Dios» o «Gracias por no soltarme Dios».
Aún es incierto qué fue lo que sucedió con esta masacre, existen varias hipótesis sobre la matanza en donde murieron cuatro personas, un error de que se iba a asesinar a otra persona que está en el restaurante, o una extorsión.
Las amenazas a su hermana, Ángela Lora
Hace dos meses, Ángela, la hija mayor de la familia Lora, habría recibido varias amenazas e intimidaciones a través de llamadas telefónicas. Incluso, llamó a un familiar a contarle y en su momento estaba muy alterada y nerviosa por la situación.
Nilson Hernández, personero de Aguachica y primo de la familia asesinada, reveló que, en un principio se investigó y se supo que ese número de dónde salió la llamada era de una cárcel de Colombia y se podría tratar de una extorsión.
«Nunca me manifiesta qué le decían, solo me contaba que la habían amenazado, yo le pedí el número y cuando verifiqué, era un número de esos de donde hacen extorsiones desde la cárcel, porque a mí también me amenazaron de ese número, y yo le dije: tranquilízate porque es desde una cárcel, todo quedó ahí», explicó a este medio el personero.
No obstante, las intimidaciones no pararon, y luego de esas llamadas, al mes volvieron a comunicarse con Ángela, pero desde un número privado y oculto, según dijo Hernández.
«No tuve más conocimiento, pero se pudo verificar que eso venía desde un centro penitenciario del país. Esas amenazas fueron en el transcurso de hace dos meses cuando recibí las dos llamadas de ella informándome y como yo he recibido amenazas, cinco en mi contra, le di un parte de tranquilidad», reveló.
Pese a tener esta información, las autoridades no han podido verificar que se trate de una extorsión. No obstante, la policía de Aguachica anunció que se están ofreciendo hasta 50 millones de pesos a las personas que brinden información sobre los implicados en la masacre de la familia Lora Rincón.
Ante esta situación y luego de la presión que se ha dado a nivel nacional, Gustavo Petro, presidente de Colombia, publicó las fotos de los retratos hablados y la identificación de estas personas que habrían cometido este crimen.
Se trata de dos personas que se movilizaban en una moto y quienes portaban un buzo rosado y otro verde. Uno de ellos usaba un tapabocas y gorra, el otro, quien iba de parrillero hacía una llamada luego de ejecutar el atroz crimen.
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