Bienestar

No es falta de voluntad: La «fatiga mental» es un riesgo real de recaída al dejar de fumar

Irritabilidad, ansiedad... son algunos síntomas del síndrome de abstinencia cuando dejamos de fumar. La ciencia dice que hay otro que predice el riesgo de recaer de nuevo en el tabaco. Descubre cuál es

Dejar de fumar cuesta. Y mucho. Es real, no es falta de voluntad. Pero aunque cueste es posible y es una de las mejores decisiones que podemos tomar para nuestra salud. Tal y como expone la guía Te ayudamos a dejar de fumar de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), “el tabaquismo se considera una enfermedad crónica, catalogada dentro de los trastornos adictivos, que afecta al fumador durante toda su vida”.

En la guía también se añade que no hay un consumo de tabaco seguro. No todos los fumadores tendrán una enfermedad asociada al tabaco pero sí muchas probabilidades de tenerla, así como afectación de todos los órganos del cuerpo, así como de la piel.

Beneficios de dejar de fumar

De esta forma, dejar de fumar tiene múltiples beneficios. Algunos de ellos serían los siguientes:

  • Se reduce la tensión arterial y la frecuencia cardíaca
  • Disminuye el riesgo de enfermedad coronaria, de infarto y de muerte por problemas cardíacos.
  • También se reduce la tos, la fatiga y el riesgo de infecciones respiratorias.
  • Aunque tarda más, también disminuye el riesgo de cáncer.
  • Disminuyen las molestias digestivas.
  • Mejora la circulación sanguínea.
  • Se recupera el gusto y el olfato.
  • La capacidad de hacer ejercicio físico aumenta.
  • Mejora el aspecto de la piel y el pelo.


¿Qué sentimos cuando dejamos de fumar?

Como comentábamos no es fácil dejar de fumar y conlleva una serie de síntomas que suelen ser transitorios. Jorge Pastor, profesor de Psicología y experto en adicciones en la Universidad Europea de Canarias, explica a CuídatePlus, que al abandonar el tabaco el cuerpo y la mente tienen que adaptarse a la falta de nicotina, una de las sustancias que producen adicción. Pero, además, “actúa sobre los circuitos cerebrales del placer y la atención. En los primeros días pueden aparecer irritabilidad, ansiedad, dificultad para concentrarse, aumento del apetito, alteraciones del sueño y un deseo intenso de fumar (craving)”.


No obstante, también pueden aparecer otros síntomas físicos que aparecen como reacciones habituales del organismo al proceso de desintoxicación:

  • Cansancio.
  • Dolor de cabeza.


Sensación de vacío. Esto ocurre cuando el tabaco se relaciona con la vida social o la gestión del estrés. “Por eso algunas personas sienten ese vacío o pérdida de identidad”, dice Pastor.

Fatiga mental

Además de estos síntomas también está descrita la posible aparición de fatiga mental. Un agotamiento psicológico que, según un estudio publicado en Addiction, predice el riesgo de recaída en el hábito tabáquico independientemente del tiempo que haga desde que se dejó de fumar.

Según Pastor, “la fatiga mental o fatiga de cesación es el agotamiento psicológico que aparece cuando la persona se cansa de hacer un esfuerzo constante por mantenerse sin fumar. Dejar de fumar implica una vigilancia permanente: resistir impulsos, controlar emociones, evitar situaciones de riesgo, mantener la motivación… Ese esfuerzo sostenido consume recursos cognitivos y emocionales, lo que genera una sensación de desgaste. Es como si la mente se cansara de estar siempre en guardia”.

Este agotamiento mental puede venir de la mano del cansancio físico, ya que incluye tanto un componente físico como mental. “Además, el mal descanso, la irritabilidad o los cambios en la rutina de sueño pueden aumentar la sensación de agotamiento corporal”, añade Pastor.

¿Cuánto dura la fatiga mental?

Este cansancio mental puede mantenerse durante meses, dice Pastor, mientras que los síntomas físicos de la abstinencia suelen resolverse en unas 2 a 4 semanas. Según el estudio en Addiction, puede persistir incluso cuando ya no hay deseo intenso de fumar. Esto se debe, explica Pastor, “al esfuerzo psicológico de sostener el cambio, más que con la dependencia física. Con el tiempo, la mayoría de personas notan que disminuye gradualmente, especialmente si reciben apoyo emocional o aprenden estrategias de autocuidado”.

De esta manera, la carga mental que supone seguir sin fumar hace que haya hasta un “64% más de riesgo de recaída que los que no tienen esa sensación. Es un factor psicológico real que explica por qué muchas personas recaen incluso cuando ya no tienen síntomas físicos ni fuertes deseos de fumar”.

¿Soñar que fumo es fatiga mental?

Muchos exfumadores refiere soñar que fuman cuando ya han abandonado el hábito. Esto podría explicarse, dice Pastor, en parte con la fatiga mental. “Esta al mantener la mente concentrada en resistir y controlar, puede aumentar la frecuencia de esos sueños, sobre todo en las primeras semanas. Con el tiempo, suelen desaparecer por completo”.

Todos estos datos resaltan la importancia de dejar de fumar con ayuda, ya sea con tratamientos farmacológicos que faciliten el proceso físico como con terapias psicológicas que ayuden a gestionar la ansiedad, la autorregulación emocional y que ayude a prevenir las recaídas.

Vía Cuídate Plus

Noelis Idrogo

Periodista en La Prensa de Monagas

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