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Owlanowa Aristimuño se coronó en el 70 ante 40 candidatas

La elección se realizó en el estadio 23 de Enero, donde hoy funciona el Complejo Cultural ‘Mateo Manaure’ y la coronación se llevó a cabo en la plaza Rómulo Gallegos

La plaza Rómulo Gallegos fue el lugar donde coronaron a Owlanowa Aristimuño, Reina del Carnaval de Maturín 1970. Ella, al igual que su prima-hermana, Lourdes Aristimuño (Reina del Carnaval 1967), recuerda este hecho como si hubiese ocurrido ayer. 

Owlanowa ganó el certamen cuando tenía 17 años de edad, representando al Centro de Ingenieros del estado Monagas y decidió participar en el reinado porque su tío Manuel Joaquín Aristimuño, quien siempre estuvo ligado a estas festividades la motivó, incluso, fue su mánager.

Esa edición contó con la participación de al menos 40 aspirantes y quien resultara electa era la Reina del Estado, pues, cada municipio enviaba a su representante. Asimismo, lo hacían las instituciones públicas, privadas, colegios, clubes, sectores, calles y avenidas.

La elección era un evento muy popular y se realizó, en esa oportunidad, en las instalaciones del antiguo estadio “23 de Enero”, el cual fue demolido en su totalidad y donde ahora funciona la sede del Complejo Cultural “Mateo Manaure”.

El traje de fantasía de Owlanowa fue muy sencillo y llevaba por nombre ‘La India Dorada’. “Era un brocado dorado y en la cabeza llevaba un adorno de plumas doradas y amarillas, mientras que el traje como reina de Carnaval fue inspirado en el de una Reina Oriental China, confeccionado con tela de brocado, terciopelo y algunos detalles bordados en piedras, canutillos y lentejuelas, con una corona de perlas, muy grande y hermosa, pero bastante pesada, la cual me costaba llevarla. Ambos fueron ideados por Ruth Valverde de Lara y Lourdes Aristimuño Valverde. En la confección intervinieron varias personas, entre ellas, la Sra. Alicia Acosta y Cecilia Gallegos de Núñez” narra la soberana del 70.

El encanto de una reina

Cuentan los historiadores que aunque eran bastante las aspirantes que se disputaban el cetro, cuando apareció Owlanowa con todo su esplendor y con una sonrisa desbordante de alegría, el estadio ‘se vino abajo’ con la algarabía de un público que la ovacionaba a rabiar.

“Nunca me sentí ganadora, pero sí tuve mucha confianza. Se me recalcaba siempre que había la posibilidad de ganar, pero también de perder, y que tenía que aceptar con humildad cualquiera de las dos situaciones”, refiere la reina, quien destaca que como candidata y luego como soberana ‘no había descanso’.

“Fue un hecho maravilloso porque antes de ser coronada todos los días visitábamos los sectores donde hacían los famosos ‘templetes’, íbamos en caravana y la gente se alegraba mucho cuando llegábamos a esos sitios. En todas partes había fiesta y, sobre todo, mucho respeto. Era una fiesta popular muy contagiosa. La reina tenía que bailar con todos sin ningún distingo. Luego de la coronación llegaron los desfiles en todo lo largo de la avenida Bolívar. Iniciaban en lo que hoy es ‘El Guacharín’ y terminaban en la plaza ‘El Indio. Durante esos días coroné a muchas reinas y asistí a fiestas en clubes y barriadas. Fuimos hasta Amana, Boquerón y Caripe, en realidad, a muchos lugares para cumplir con los compromisos de un reinado popular. No había descanso, pero muy felices con todo. Tan es así que, a pesar de los años, me causa emoción y alegría”, relata Owlanowa.

Recuerdos

Se pudo conocer que un hecho que distinguió al Carnaval de ese año fue que se decretó no jugar con agua dando como resultado que al Hospital Central de Maturín no ingresara ningún herido por estas prácticas. Owlanowa también recuerda que el último desfile lo denominaron “La Batalla de las Flores” porque además de caramelos, se lanzaba flores al público.

En los últimos años ella ha estado alejada de las fiestas carnestolendas. Opina que la avenida Bolívar no es suficiente para la cantidad de personas que asisten a esta celebración, por lo que considera que deben seguir estudiando otras alternativas para concentrar a quienes acuden a los desfiles.

Actualmente la reina del 70 es docente jubilada y se dedica a compartir con su familia. “Llevo una vida sencilla y tranquila. En junio, Dios mediante, cumpliré 50 años de casada con mi esposo Miguel Ángel Fernández Gómez. Tengo cuatro hijos: Miguel Ángel, Talía Elena, Aura Emilia y Juan Fernando Fernández Aristimuño, además de seis hermosos nietros”.

“Mi mensaje para la ciudadanía es que asistan y disfruten estas fiestas con civismo, que eviten el licor durante los desfiles. Hay que evitar accidentes y situaciones desagradables, pues, esta es una celebración donde acude toda la familia a pasar un rato agradable. Recuerden que nos visitan muchas personas de otros estados y qué bonito y placentero es que se lleven una buena impresión de nuestra gente y con el deseo de regresar los próximos años”, puntualizó Owlanowa Aristimuño.

Roxiry Montilla

Licenciada en Comunicación Social, mención periodismo impreso. Egresada de la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE) CNP 21.554

Un Comentario

  1. Muchas felicitaciones por esta recopilación de reportajes realizados a un número considerable de ex reinas, quienes con su juventud y simpatía le dieron vida a estas festividades. Gracias por exaltar nuestras tradiciones.
    Mil gracias

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