La figura paterna es elemental no solo para la crianza de los niños, sino para su desarrollo integral y emocional, cuando se asume el compromiso de manera responsable y amorosa
Así como resulta ser una decisión muchas veces madura y planificada, ser padre es un compromiso ineludible pese a las adversidades que pudieran presentarse en la vida, como las enfermedades, situaciones económicas y desintegración del núcleo familiar por el proceso migratorio que se vive en Venezuela desde el 2016.
Y es que no solo se trata de ser papá por el simple hecho de ser llamado como tal, sino que va más allá, incluso en hacer lo posible por el bienestar y el abrigo de sus hijos y esposa.
La vergüenza sin duda alguna es un sentimiento que no cala en la mayoría de los padres responsables venezolanos, en especial al maturinés, quienes han dejado a un lado hasta sus títulos universitarios y profesión, para optar por nuevas alternativas que permitan los ingresos para resolver lo más básico en el hogar, como es la alimentación.
Este es el objetivo de Pedro Bermúdez. Él tiene dos hijos que cursan estudios de bachillerato y aunque es un profesional de la docencia y pertenece a la nómina del Ministerio de Educación, desde hace 5 años recurrió a la economía informal para tener un ingreso extra en su hogar, por lo que asegura que este domingo 18 de junio, Día del Padre, lo único a celebrar es el don de la paternidad y el calor de su hogar.
Al señor Bermúdez no lo detiene los torrenciales aguaceros en la ciudad de Maturín, para salir a la calle por el pan que llevará a la mesa, y por eso se le puede ver en las adyacencias del antiguo Banco Occidental de Descuento (BOD), vendiendo una bolsita de mango.
«No siento pena, no le doy importancia a que algún conocido me observe trabajando. Yo no estudié para vender mangos, pero dejé las aulas de la formación y el saber para poder obtener dinero extra para comprar parte de la comida de la casa, pues los ingresos por la docencia son insuficientes», aseguró.
Padres ayudando en la crianza de los nietos
La paternidad no solo abraza a los hijos propios como tal, sino que además trasciende, incluso, al cuidado y protección de los nietos.
José Lozano trabaja con una carretilla en el centro de la ciudad vendiendo frutas y aliños. Lo hace al menos tres veces por semana para conseguir efectivo y así ayudar a sus hijos para la alimentación y crianza de sus nietos, puesto que están desempleados y no han conseguido una fuente de trabajo.
La avanzada edad de este hombre no es limitante. Se siente útil y la responsabilidad asumida de manera indirecta lo motiva a trabajar bajo el sol o la lluvia.
«Queremos como todos algún día poder recibir lo que realmente merecemos como trabajador y que los jóvenes puedan tener alternativas para desarrollarse en el campo laboral», puntualizó Lozano, al desear como regalo por el Día del Padre una mejor estabilidad económica para ayudar a los suyos.
