
Padres y representantes del Liceo Manuel Plácido Maneiro, ubicado en la parroquia Jusepín, de Maturín, alzan sus voces para denunciar el grave estado de deterioro en el que se encuentra la institución. Describen que la infraestructura se encuentra en mal estado, con paredes desgastadas y agrietadas.
La situación sanitaria es especialmente alarmante, ya que se han detectado nidos de murciélagos en pasillos y varios salones de clases, lo que representa un riesgo inminente para la comunidad educativa.
«La esperanza de un futuro se cruza con la fragilidad del presente», señaló Yuskasny Malavé, una de las representantes. «Cada grieta, cada señal de desgaste, es un llamado de atención que no podemos ignorar. Nuestros jóvenes merecen un espacio donde sus sueños se construyan sobre cimientos sólidos y no sobre ruinas».
Malavé destacó la falta de mantenimiento prolongada, exigiendo un techo seguro y paredes firmes. La preocupación por la salud ha escalado a lo personal.





«La situación es bastante fuerte, ya que en el salón donde estudia mi hija, que es de 4to año, hay una gran contaminación por las heces y orina de los murciélagos en los techos. Tuve que llevar a mi hija a un centro asistencial por miedo a que se enfermara, y así corren riesgo los demás estudiantes».
Afirma que el problema con estos mamíferos voladores comenzó incluso antes de la pandemia. Estas condiciones insalubres y peligrosas impiden a los estudiantes realizar sus prácticas esenciales, afectando directamente su formación académica.
Por su parte, Osmarly Marcano, otra representante, enfatizó la importancia del liceo, destacando que es una institución grande y fundamental en la zona. El plantel cuenta con laboratorios, comedor, baños, oficinas administrativas, cantina, biblioteca y salón de deportes, pero clama con urgencia por una «mano de ayuda» por parte de las autoridades competentes.
«Nuestros estudiantes merecen más que un entorno precario, su seguridad y bienestar no son negociables», afirmó Marcano. «Es hora de actuar, unámonos para garantizar un espacio digno donde la educación florezca, libre de peligros».
Llamado de atención
En el año 2022 el centro educativo albergaba una matrícula de 442 estudiantes de primero a quinto año, quienes se veían obligados a recibir clases en medio de una infraestructura gravemente deteriorada. Y a pesar de que en ese entonces el suministro de agua llegaba con regularidad, la falta de mantenimiento inutiliza los puntos clave: los filtros ubicados en los pasillos y las tomas de los lavamanos aseguran que siguen dañados.
Los padres y representantes de este plantel educativo hacen un llamado enérgico a la Autoridad Única de Educación, Mary Salazar, para que se ejecuten las labores de mantenimiento necesarias. Aseguran que esta es una institución muy importante para la zona y que «poco a poco se está deteriorando cada vez más», urgiendo una intervención inmediata para detener el colapso.
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