
Las constantes y sesgadas decisiones del cuerpo arbitral han empañado el desarrollo de una de las principales competencias del fútbol de salón en el país, generando una profunda preocupación entre jugadores, entrenadores y fanáticos.
A lo largo del torneo, se ha evidenciado una alarmante falta de coherencia, imparcialidad y profesionalismo en los arbitrajes, lo que ha afectado directamente el rendimiento y los resultados de múltiples equipos. Esta situación se ha vuelto insostenible, especialmente en las fases decisivas, donde los errores arbitrales han tenido un impacto determinante.
Las consecuencias ya son palpables: algunos equipos han optado por retirarse de encuentros oficiales como medida de protesta, lo que ha forzado la paralización del torneo y ha dejado en suspenso su desenlace. Todo esto a la espera de un pronunciamiento institucional que garantice condiciones justas para continuar la competición.
Esta crisis no solo afecta a los clubes involucrados, sino también al prestigio de una disciplina que ha venido creciendo sostenidamente en los últimos años y que exige estándares acordes con su evolución.
El futsal venezolano merece un arbitraje a la altura: imparcial, profesional y respetuoso del esfuerzo de los atletas. Para que la competencia pueda continuar y recuperar su credibilidad, es indispensable una revisión urgente del cuerpo arbitral y la implementación de mecanismos que garanticen justicia y transparencia en cada partido.