
El tipo de alergia que más predomina en el mundo es la rinitis alérgica; algunos estudios se hablan de una prevalencia del 40 al 50 por ciento de la población mundial y lo más preocupante es que nos hemos acostumbrado a vivir con eso, pero eso no es normal, asegura el médico cirujano especialista en alergología, y experto en asma grave de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, España, Jaime Sosa.
“Si alguien tiene dos o más de los siguientes síntomas, puede tener rinitis: estornudos frecuentes, picazón en la nariz, nariz tapada o rinorrea, que es ese moco claro, como agüita descongelada por la nariz”, señala Sosa.
Esta condición afecta seriamente la calidad de vida de los pacientes, asegura; “Hay pacientes que me dicen que se burlan de ellos por tener rinitis, pero la gente no se imagina lo difícil que es vivir con esos síntomas todos los días, en cualquier situación”.
El alergólogo comenta además que muchas personas piensan que una alergia es estornudar o tener una lesión en la piel. Pero eso no es una alergia. “Alergia no es una roncha, ni picazón, ni un simple estornudo”.
“Alergia es una reacción inmunológica. Significa que el sistema inmune reacciona de forma exagerada ante un estímulo que normalmente no debería causar síntomas. Por ejemplo, un medicamento no debería generar síntomas, pero en pacientes alérgicos sí ocurre. Una picadura de abeja tampoco, pero hay quienes reaccionan de forma intensa”, puntualiza.
Asimismo, explica que caspa, saliva u orina de perro o gato pueden ser toleradas por la mayoría, pero no por quienes tienen rinitis o asma alérgica.
También se encuentra la alergia a las proteínas del huevo, la leche o la carne que pueden producir alergias alimentarias. “Así que no es solo estornudar, hablamos también de alergias respiratorias, alimentarias, a medicamentos, entre otras”.
Añade que el asma es también una enfermedad de origen alérgico; “. La misma alergia respiratoria que genera la rinitis puede generar asma. De hecho, el 80 por ciento de los pacientes con asma también tienen rinitis. Ambos cuadros se dan por los mismos mecanismos, alérgenos ambientales, especialmente los ácaros del polvo, que están en colchones, sábanas, cortinas, tapetes, entre otras”.
Por otro lado, Sosa indica de manera enfática que la crisis climática ha generado el aumento de las alergias, “La crisis climática y la contaminación afectan mucho. Doy dos ejemplos claros. Primero, respecto a los pólenes, con la contaminación, las plantas producen ciertas proteínas en mayor cantidad. Esas proteínas hacen que los pólenes sean más resistentes y duren más tiempo en el ambiente. Un polen que antes duraba seis semanas ahora puede estar presente cuatro meses. Eso significa que el paciente alérgico sufre síntomas por más tiempo”.
El segundo detonante, afirma Sosa, son los contaminantes como el esmog, el humo o el material particulado irritan las vías respiratorias. “Entonces, un paciente alérgico que está expuesto a estos irritantes tendrá síntomas más severos y difíciles de controlar. Es decir, que sí hay una correlación directa entre calentamiento global y alergias”.
Para el especialista en alergología es importante diagnosticar correctamente una alergia y para ello se debe cumplir tres condiciones para ser considerada: Primero, debe haber signos y síntomas; no existen alergias asintomáticas. Segundo, debe ser reproducible; es decir, si alguien dice ser alérgico al camarón, cada vez que lo coma, debe presentar síntomas. Si alguna vez no los tiene, no se puede considerar alergia. Tercero, debe haber una prueba positiva, eso significa demostrar que hay una reacción inmunológica mediante pruebas específicas que varían según el tipo de alergia.
Por lo que insta a derribar ciertos mitos sobre las alergias en algunos casos claves entre ellos: “Me da alergia el pelo del gato o del perro”. Falso, las alergias se producen por la caspa, la saliva y la orina de las mascotas, no por su pelo. Segundo, “hay que vivir con alergias”, falso, siempre hay tratamiento. No hay que resignarse a convivir con ellas. Tercero, “las alergias son de por vida”, falso. Existe la inmunoterapia, unas vacunas especiales que enseñan al sistema inmune a no reaccionar al alérgeno. Son muy efectivas para rinitis, conjuntivitis y asma alérgica, así como para alergias a picaduras de abeja, avispa y hormiga.
La cuarta clave es, “las alergias solo se desarrollan en la niñez”, falso. Se pueden presentar en cualquier momento de la vida, incluso en adultos que ya han estado expuestos al alérgeno antes sin problemas. “Aquí lo más importante es educarse, conocer los síntomas, entender que existen alternativas y que hay solución. Siempre hay algo que se puede hacer con las alergias”, finalizó.