
Rusia ha confirmado este viernes que el presidente Vladímir Putin y su homólogo estadounidense, Donald Trump, se reunirán en una cumbre bilateral el 15 de agosto en Alaska. El anuncio, realizado previamente por Trump, ha sido calificado por el Kremlin como un encuentro «muy esperado» que busca abrir un nuevo canal de diálogo.
La elección de Alaska como sede de la cumbre no es casual. Según Yuri Ushakov, asesor presidencial ruso para Asuntos Internacionales, la proximidad entre ambos países en el estrecho de Bering y la convergencia de intereses económicos en el Ártico hacen que la ubicación sea «totalmente lógica».
Este encuentro marcará un hito, ya que Putin será el primer líder ruso en visitar oficialmente este estado, que formó parte del Imperio Ruso hasta su venta en 1867.
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El principal objetivo de la reunión será abordar «opciones para lograr una solución pacífica a largo plazo para la crisis ucraniana». Aunque no se ha confirmado la participación de Ucrania en las conversaciones, la noticia ha generado inquietud en Kiev y en varias capitales europeas, que se reunirán este fin de semana para coordinar su postura.
Antecedentes y futuro de la relación bilateral
La organización de la cumbre se concretó tras una visita del enviado especial de EE. UU., Steve Witkoff, a Moscú. Kiril Dmítriev, representante especial de la Presidencia rusa, destacó la importancia del diálogo en «diversas áreas» y advirtió sobre intentos de sabotaje por parte de «oponentes de Rusia».
Esta será la primera reunión entre Putin y Trump desde 2019 y marcará el regreso del presidente ruso a suelo estadounidense en casi una década. El Kremlin ya ha extendido una invitación a Trump para celebrar una próxima cumbre en territorio ruso, con la esperanza de continuar fortaleciendo la relación bilateral.
Con información de Telesur