La margarita es comúnmente considerada una flor, pero en realidad es una inflorescencia compuesta. La margarita es un símbolo complejo que merece un análisis más profundo, en diferentes ámbitos de nuestra vida, como puede ser en la medicina tradicional o en el arte.
La margarita (Bellis perennis) ha sido un elemento constante en la historia y la cultura. A lo largo de los siglos, muchas civilizaciones han visto atraídas por su belleza simple, incluso, minimalista. En la Edad Media se le atribuían propiedades mágicas, y los romanos la utilizaban como un remedio para tratar diversas dolencias. Las jóvenes solían recolectar margaritas en los campos porque se pensaba que traían suerte y amor. Este simbolismo sigue siendo utilizado hoy en día porque en algunas culturas se considera un regalo perfecto para expresar sentimientos de pureza e inocencia.
La margarita en la taxonomía
Para comprender por qué la margarita no se considera estrictamente una flor, es necesario estudiar la taxonomía de las plantas. La taxonomía es la ciencia que clasifica los organismos en grupos en función de sus características. Más de 23.000 especies de plantas en la familia Asteraceae incluyen margaritas, muchas de las cuales se consideran flores.
La naturaleza de la margarita se revela por su propio nombre científico Bellis perennis. Veamos. En latín, Bellis significa «hermosa» y «perennis» significa «perenne». Esto refleja no solo su capacidad para florecer año tras año, sino también su apariencia atractiva. Lo que llamamos «flor» en la margarita es en realidad una inflorescencia compuesta. Esta inflorescencia tiene muchos floretes que se agrupan para parecer una sola flor.
Con información de Muy Interesante