Los funcionarios policiales también son seres humanos que sienten y padecen como cualquier otra persona, que sacrifican su tiempo para llevar al sustento a sus hogares. Sus uniformes no los hacen hombres o mujeres de concreto o un robot que los aleja de la fe y las creencias religiosas.
En los gajes del oficio, la devoción mariana es parte del día a día, pues, muchos inician su jornada encomendándose al amparo y protección de la Patrona de Oriente, la Virgen del Valle; amor que es sembrado y cultivado en el seno familiar y ha ido de generación en generación.
Tal es el caso del coronel Antonio Pérez Luis, jefe de la Policía Municipal Maturín y de la Nacional, quien siempre parte del respeto a las creencias de cada uno de sus compañeros de trabajo y de las personas que lo rodea.
«Todas nuestras acciones deben realizarse desde la fe en Dios y la Virgen del Valle, lo importante es encomendarse a ellos; al levantarme lo primero que hago es agradecer por un día más de vida», relató el funcionario en compañía de su esposa Rubdolly Ferrer.
Ellos comparten la idea de que «no se trata solo del empeño» que cada uno llevan las riendas de sus oficios, «sino de las ganas que le colocamos». «La familia y su apoyo, es fundamental y el poco tiempo con ellos debe ser de calidad, porque tenemos una responsabilidad donde se sale temprano de casa y se regresa tarde», expresó Pérez Luis.
El agente de seguridad, quien tiene sus raíces familiares en Puerto la Cruz y Margarita inició su devoción en un viaje hacia la isla donde conoció a la Virgen Bonita y el relato de los favores de quienes en ella confían.
Ese amor por del Valle fue robusteciéndose al contraer nupcias con su esposa, también creyente de la Madre de Dios, «la tenemos en todos lados, ocupa un espacio importante en nuestro hogar, familia, oficina y hasta carro».
Presencia de autentica de la Virgen del Valle
Ferrer, quien es médico odontólogo, relató algunas de sus experiencias de la cercanía y la protección de la Virgen del Valle.
«Hay situaciones en los que estamos abrumados. En una oportunidad me tocó vivir un momento difícil con la muerte de mi mamá; me tocó asumir responsabilidad que no estaba preparada para eso pero siempre busqué consuelo en ella y encomendada cada uno de mis pasos», contó la esposa del coronel.
Otro de los episodios donde recibió una señal clara de que sus oraciones eran escuchadas y atendidas por la Virgen fue cuando «un día le encendí una vela a la Virgen y mientras se consumía la cera tomó la forma de la misma Virgen. Eso me recargó más la creencia y la fe, entendiendo que iba por buen camino».
Un tercer relato de la familia Pérez Ferrer el ocurrido en un viaje hacia Caracas, donde debían cumplir con un compromiso. A la altura de La Ceiba, el carro se accidentó y estaban completamente incomunicados.
Luego de un rato, lograron acercarse hasta una finca donde los dueños tenían señal telefónica de wifi, logrando comunicarse con allegados.
«Nunca sentimos miedo porque estábamos seguros de que todo estaría bien y recibiríamos ayuda», exclamó Ferrer.
«Cuando llegó la ayuda, el carro tenía en un vidrio la imagen de la Virgen del Valle porque ella está presente en todos lados», añadió.
Para finalizar, Antonio acotó que cuando asumió la jefatura de Polimaturín, el regalo que recibió de manos de la alcaldes Fuentes, fue una imagen de la Virgen que reposa adornada de flores en el escritorio de su oficina, «entendí que ella sigue conmigo y me cuida en mí trabajo; si una madre terrenal siempre cuida de sus hijos, imagínate nuestra señora que nos guía desde el cielo».