La Semana Santa es una celebración de gran importancia para la tradición cristiana que conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo.
Dentro de esta celebración, existe la arraigada tradición de no comer carne durante ciertos días, especialmente el jueves y viernes Santo.
Esta práctica forma parte de un mito religioso que ha perdurado a lo largo de los siglos, y que continúa siendo observado por muchas personas en la actualidad.
Para comprender mejor la relevancia de esta tradición en la actualidad, se llevó a cabo una encuesta en el centro de Maturín para indagar si las personas siguen guardando esta costumbre y cuáles son las razones detrás de su decisión.
Tradición generacional
En Maturín, la tradición de no consumir carne durante la Semana Santa sigue siendo una práctica arraigada entre varios encuestados, quienes la consideran un acto de respeto y devoción.
Oscarelys Chacón explicó que «mantenemos la tradición de no consumir carne porque significa respeto y si la consumimos sería como comernos la carne de Jesucristo».
Respeto y honra al Santo
Por su parte, Sara Guzmán, afirmó que en su hogar se guarda la tradición de no comer carne durante los jueves santos, optando por pescados en su lugar.
«Yo aún conservo esa tradición y en mi casa solo comemos pescados en esos días», destacó.
Egdimar Chacón compartió que esta costumbre fue transmitida por sus padres y continúa respetándola en honor a Dios.
«Eso es un respeto, en esta fecha hacemos cuajado, pescado frito, evitando carne o pollo. El Jueves Santo es sagrado para mí», aseguró.
La joven Leimar Guzmán, de 18 años, mencionó que en su hogar han mantenido esta tradición de generación en generación como un acto de respeto.
«En mi casa tenemos la tradición de preparar cuajado y tortilla de huevo, evitando consumir carne y pollo. Nos inculcaron esta tradición desde pequeños», añadió expresando también su deseo de continuar con esta práctica cuando forme su propia familia.
Sin embargo, Ramon Guzmán señaló que para él esta tradición se ha perdido debido a la difícil situación económica del país.
«Ya no guardo esta tradición porque ahora simplemente comemos lo que encontramos, ya sea carne, pollo o pescado. Todo está caro y es complicado mantener esa restricción», lamentó Guzmán.
Al preguntarles sobre las razones detrás de su decisión, aquellos que optan por mantener la tradición mencionaron motivos religiosos y espirituales, destacando el deseo de honrar la pasión y muerte de Jesucristo.
Por otro lado, aquellos que no siguen esta costumbre explicaron que lo hacen principalmente por razones personales.
Fotos: Osmel Rodríguez