Venezuela enfrenta una crisis de salud renal. Desde la suspensión de los trasplantes de órganos hace siete años, la situación de los pacientes renales, especialmente aquellos que dependen de la diálisis, se ha vuelto crítica. Según José Escalona, presidente de la Sociedad Venezolana de Nefrología, el número de pacientes que requieren diálisis está aumentando debido al descontrol de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.
Escalona advierte que los pacientes con estos trastornos deben monitorear su nivel de creatinina y buscar atención nefrológica si supera el valor de 1. Sin embargo, muchos pacientes llegan a la terapia sin haber sido evaluados previamente por un nefrólogo, lo que resulta en una alta tasa de mortalidad.
A pesar del creciente número de pacientes que necesitan diálisis, los centros de diálisis en Venezuela han disminuido drásticamente. En 2018, había 159 unidades de diálisis en todo el país, atendiendo a un promedio de 6 mil pacientes. Hoy en día, el número de centros de diálisis ha caído a menos de 50, cada uno con sus propios desafíos.
El Instituto Venezolano de Seguro Social (IVSS) subsidia a los centros privados para atender a los pacientes renales, pero los fondos son insuficientes para cubrir los costos operativos y el mantenimiento de los equipos de hemodiálisis.Aunque los trasplantes de donantes vivos se han reanudado en los últimos dos años, solo se han realizado alrededor de 125 trasplantes, una cifra insignificante dada la cantidad de personas con insuficiencia renal. Según Escalona, se necesitan medidas estructurales, personal de salud calificado y voluntad política para garantizar la continuidad de los programas de atención renal.
Cortesía 800Noticias