
Más de cinco décadas han pasado de la inauguración de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) con sede en la ciudad de Maturín, estado Monagas.
Con los años ha caído sobre ella una sombra llena de oscuridad que busca apoderarse de estos espacios donde aún quedan rayos de luz que luchan por rescatarlos.

Hablamos de 1200 estudiantes, aproximadamente, más el personal administrativo, profesores y obreros, quienes se niegan a desistir, denunciando por distintos medios el mal estado de la universidad.

Al mal estado de la sede, debido a la falta de mantenimiento y reparaciones de los espacios, se le suma el vandalismo y los hurtos que han hecho «los amigos de lo ajeno».

Medios de comunicación reseñan que son más de 500 hurtos que se han perpetrado en la UPEL-Maturín, por donde los ladrones pasan como «Pedro por su casa».

Autoridades del Pedagógico de Maturín y estudiantes no se cansan de hacer el llamado a las autoridades a mejorar las instalaciones y claman por la vigilancia para frenar el desmantelamiento de lo poco que queda.

Inutilizables están algunos espacios que solo queda en el recuerdo de los profesionales de otrora, quienes tuvieron la dicha de disfrutarlos por completo.

No hay ningún lugar para reposar. Los bachilleres no pueden estar. Los baños no quedan ya y las ganas tienen que aguantar.

Profesores y estudiantes como pueden se acomodan para dar y recibir las clases; con poca luz y sin pupitres. Las ganas son más fuertes de lo que ven.

¡Promesas no quieren más! Lo que quieren es acción. Nuevos espacios necesitan ya los estudiantes de la UPEL.
Fotos: Osmel Rodríguez