El huevo es un producto muy versátil para las recetas que podemos hacer a lo largo de la semana. Ya sea como elemento principal del plato o ingrediente de la preparación, los beneficios son innegables: contiene vitaminas A, D, E, B12, yodo, hierro, calcio, zinc, selenio… ayuda al crecimiento de los huesos y tiene grasa buena.
Justamente por todos los elementos positivos que aportan, es probable que quieras tener los mejores huevos y, por ello, los miras hasta la saciedad en el mercado, para asegurarte de que las gallinas que los han «depositado» en sus cajas han vivido una vida plena y feliz, en libertad, pululando por el campo. Del mismo modo, quieres que estén en las mejores condiciones. Pero uno de los problemas de que sean un elemento tan básico es que a veces se nos olvida cuándo compramos ese cartón. Como a nadie le gusta un huevo podrido, aquí van unos sencillos trucos para saber si se puede comer o deberías ir olvidándote de esa tortilla.
Fecha de consumo preferente
Lo primero que debes hacer es comprobar el lote y la fecha de consumo preferente en el cartón de los huevos. Esto te dará una idea general de cuándo los compraste (si es que no consigues recordarlo) y cuándo dejará de ofrecer pena calidad, recoge ‘Life Hacker’. Teniendo en cuenta que no es «fecha de caducidad» como tal, significa que puede consumirse incluso después del día indicado en el envase, aunque eso no significa que sea recomendable.
En Europa la normativa comunitaria establece como límite para esta fecha 28 días desde la puesta, según explican desde la Organización Interprofesional del Huevo y Sus Productos (Inprovo) a El Confidencial. Aunque en España tampoco tiene por qué aparecer en el envase el lote, ya que la fecha de consumo preferente y el código del productor marcado en el huevo son suficientes para seguir la trazabilidad de este alimento hasta el origen.
Introduce el huevo en agua fría, si se hunde hasta el fondo del recipiente está bien; pero si flota, tíralo inmediatamente por el bien de tu salud
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos señala que los huevos deben almacenarse en su caja original y usarse en tres semanas desde el envasado “para obtener la mejor calidad”. No menciona nada sobre seguridad alimentaria, solo sobre la calidad. En su libro ‘Cómo cocinar todo’, Mark Bittman destaca que los huevos siguen estando bien hasta cuatro o cinco semanas después de la fecha de envasado.
Un bol con agua
Las fechas de caducidad son necesarias y muy útiles, pero que un huevo esté pasado de fecha no significa, como tal, que debas tirarlo. Si no estás seguro de si un huevo se puede comer o no, prueba a hacer lo siguiente:
Llena un bol con agua fría y mete el huevo dentro. Si se hunde hasta el fondo, está bien. Si se hunde, pero se mantiene recto, también está bien, pero no lo estará por mucho tiempo: tienes que cocinarlo pronto. Si flota, tíralo. Los huevos que tienen más tiempo pierden mucho líquido de su interior al evaporarse a través de su cáscara porosa, por lo que flotan en lugar de hundirse.
Respecto a esta forma de evaluar la frescura, Inprovo aclara que no es muy recomendable mojar el huevo si no se va a consumir inmediatamente. En concreto señala que, además de la fecha de consumo, el tamaño de la cámara de aire y la consistencia de la clara densa son más fiables que la flotabilidad.
Huevos para adelgazar
Dos estudios publicados en el ‘National Center for Biotechnology Information’ señalan los beneficios de los huevos consumidos con clara y yema, tanto para adelgazar de forma saludable, especialmente en el desayuno, como para mantener fibra muscular. El primero de ellos, ‘Egg breakfast enhances weight loss’, señala que «la saciedad se asocia positivamente con el contenido de proteína, fibra y agua de los alimentos, y negativamente con las puntuaciones de grasa y palatabilidad. Sin embargo, dentro de los grupos de alimentos, puede haber hasta una doble diferencia en los valores de saciedad, lo que sugiere que ciertos alimentos provocan mayor saciedad, independientemente del contenido de macronutrientes o la densidad de energía».
«Un huevo es un buen alimento para adelgazar ya que tiene un índice de saciedad 50% mayor respecto al pan blanco o los cereales con leche. Comparado con un desayuno de rosquillas isocalórico de igual peso, el huevo presentaba un mayor efecto saciante, lo que se tradujo en una menor ingesta calórica en el almuerzo. La disminución resultante en el consumo de energía duró al menos 24 horas después del desayuno», apunta el estudio.
Con información de El Confidencial