
Cada vez que llueve en los salones se forman grandes “chorrerones”
La escuela Vicente Salias, un referente en la formación básica en Maturín, por donde han pasado muchas generaciones, pareciera ser invisible para las autoridades gubernamentales por la falta de atención en su infraestructura que presentan graves daños.
Representantes comentaron que el techo de la institución está muy deteriorado y cada vez que llueve se forman grandes “chorrerones” en algunas aulas, las cuales también reflejan filtraciones y hongos.


En el plantel donde reciben clases más de mil estudiantes, no han acudido comisiones del Cuerpo de Bomberos y Protección Civil para la valoración de los daños y levantar un informe de catastro.
Desde que inició el proyecto “Una Gotita de Amor”, la escuela ubicada entre las calles Monagas y Bolívar, no ha sido tomada en cuenta para trabajos de reparación y rehabilitación.

Las termitas también han provocado afectaciones en parte del techo y paredes.
Se conoció que los pocos trabajos que se han podido hacer en salones y techos son porque algunos padres se han sumado a meterle una manito a la escuela, con la impermeabilización y puntura en algunos espacios.
Piden al Ejecutivo regional tomar cartas en el asunto, puesto que temen que las condiciones del colegio se conviertan en un factor de riesgo para la salud de los niños y niñas, docentes y demás personal que allí labora.
