Existen dos realidades en Maturín, unos menores tendrán todo este 24 de diciembre, otros esperan un golpe de suerte
Unos felices y otros tristes, esa la dura realidad de algunos niños y niñas de Maturín, mientras unos comparten con sus seres queridos, son participes de cenas navideñas y reciben regalos de niño Jesús, otros no tienen que estrenar, están desesperanzados de juguetes y deben estar horas a las puertas de una panadería, caminando las calles del centro o cantando dentro de un autobús, para poder tener que comer y llevar algo a sus hogares.
Al caminar el centro, se puede observar a menores de ambos sexos, quienes se acercan a los ciudadanos a pedir dinero o comida, pero soñando con tener las comidas diarias completas y educación.
Personas que los han apoyado en reiteradas oportunidades, aseguran que los padres son responsables de esta situación, pues ellos los envían e incluso los llevan al centro y mandar a pedir, por lo que esperan que desde los organismos competentes tomen acciones y se condene ese tipo de explotación, destinándolos a futuros inciertos.
Por su parte, Marlenes Rodríguez, Coordinadora del Programa Semillero Humanitario, lamenta que la situación de los menores se haya incrementado este año, destacando que estas serán «Las navidades más tristes que tendrán estos niños».
La Coordinadora expresó, que este 2022 se incrementó la presencia de más niños y niñas en las calles, por lo que el programa que ella dirige se encuentran atendiendo a menores con jornadas médicas y alimenticia.
Hace un llamado a las autoridades a tomar cartas en el asunto y regalarle bienestar, agregando que es mucho más necesario que destinar recursos para adornos de plazas y conciertos.
