«Jesús es el camino, la verdad y la vida», una frase que con frecuencia solía decir Luisángeles Betancor, la soberana que desde hace siete meses se fue al encuentro de Dios.
Ella ganó el reinado del Carnaval de Maturín en el año 2012 representando al diario El Extra de Monagas, una responsabilidad bastante fuerte debido a que la reina saliente, Victoria González, también portó la banda de este medio de comunicación. La joven de 22 años tenía que repetir esa hazaña o, al menos, figurar en el cuadro de honor, por eso dio lo mejor en cada una de las facetas de la competencia para alzarse con el triunfo.
Cuenta Milagros Simosa, madre de Luisángeles, que ella participó por la motivación de Rigo, Patrimonio Cultural Viviente del municipio y sus compañeros de estudios del Instituto Universitario Politécnico Santiago Mariño, donde cursaba la carrera de ingeniería.
«Además de ellos, yo que soy cantante y artista, también mis amistades le decían que ella tenía cualidades para ser reina del Carnaval», destaca Milagros.
La gala de elección y coronación se llevó a cabo en el Centro Comercial Petroriente donde 19 candidatas dieron lo mejor de ellas para ceñirse la corona.
Esa noche Luisángeles usó creaciones de la diseñadora Joe Alarcón, quien fue la encargada de realizarse su traje de fantasía y de gala, además de hermosos diseños que lució en cada una de las actividades a las que eran invitadas las aspirantes.
Luego de casi cuatro horas de reinado, los animadores anunciaron al cuadro de ganadoras: Nathaly Madrid, como 3era Finalista; Gabriela Terán, 2da Finalista; Lindsay Berríos, 1era Finalista y Luisángeles Betancor como la soberana de los Carnavales 2012.
Relata su mamá que durante los días de desfiles, Luisángeles siempre se mostró contenta por ser la reina, interactuó con el público y cumplió con todos los compromisos que tenía que asumir por ser la soberana.
Encuentro con Dios
Luisángeles Betancourt partió al reino de los cielos, el 5 de julio de 2023. Su pérdida causó un gran impacto en la ciudadanía de Maturín, en especial, a todos los que la conocían.
«Era una muchacha tranquila, humilde, llena de amor, dispuesta a ayudar a quien lo necesitaba. Si le pedías un consejo, ella te escuchaba y te aliviaba con sus mejores palabras. Una verdadera reina», dice una amiga, quien agrega que la reina del 2012 era una muchacha agradecida con Dios.
«Ella disfrutaba de lo más mínimo de la vida. Amaba ver un amanecer, los atardeceres, escuchar el sonido de los pájaros, respetaba y le gustaba mucho los animales. Le encantaba ver las mariposas. Ella era un ángel. Su pérdida física duele, pero me reconforta saber que se fue en paz, que está en el cielo, y segura estoy, al ladito de Dios, de quien siempre llevó su palabra», puntualizó su amiga.
