En la Catedral «Nuestra Señora del Carmen», el Monseñor Enrique Pérez Lavado junto toda la diócesis de Maturín, dio inicio a la Semana Santa 2025, con la Misa Crismal que abre las puertas a la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
“Hoy se celebró la Misa Crismal, donde participamos que Cristo resucitó y nos dio su Espíritu; celebramos que fuimos bautizados y bautizadas, consagrados como sacerdotes de Dios; pero entre los bautizados hay unos que tienen una elección, para una misión en favor de los demás, y esos que tienen esa misión se llaman los sacerdotes ministeriales, lo que la gente mal comúnmente llama los curas. No somos curas, somos sacerdotes», destacó el Monseñor Pérez Lavado.
Asimismo, señaló que todas las misas son importantes, pero esta tiene la peculiaridad de que en ella todos los ministros ordenados de la diócesis renuevan sus votos o sus promesas del día que se consagraron.
“La segunda parte importante en esta gran celebración de hoy es que reúne a toda la diócesis, es una misa que se llama diocesana. En todas las iglesias, en todas las parroquias se hace, pero hay unas misas donde está congregando a toda la diócesis de Maturín, además de haber bendecido y consagrado los aceites, los óleos benditos que sirven para administrar los sacramentos durante todo el año», afirmó.
De este modo, indicó que durante todo este año, el aceite de los catecúmenos, que es una unción sagrada que ayuda a los que se van a bautizar a mantenerse firmes en la fe y fieles en la lucha contra la maldad y contra el pecado. Así como también el aceite de los enfermos, para ayudarlos a sanar espiritualmente y, si Dios lo quiere, también físicamente. Y por último el más importante que es el Santo Crisma, consagrado al Espíritu Santo, el cual sirve para ungir.
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